La plasticidad es una de las características indispensables para dedicarse a la comunicación de la ciencia, que requiere mucho de docencia, saberes y empatía junto a un profundo convencimiento sobre la importancia de construir puentes para acercar el conocimiento científico a la sociedad.
Los tiempos, los públicos, las dinámicas cambiaron y fueron cada vez más necesarios la creatividad, la innovación, el histrionismo y nuevos recursos y medios tecnológicos para comunicar. Podríamos asegurar que la pandemia de COVID 19 y el aislamiento, aceleraron la utilización e incorporación de nuevos modelos de comunicación, que cambiaron la forma en la que compartimos y nos acercamos al conocimiento.
Juan Carlos Calvo, Director del Laboratorio de Química de Proteoglicanos y Matriz Extra Celular y Co director del Laboratorio de Células Madre del IBYME es Licenciado y Doctor en Ciencias Químicas de la UBA, Investigador Principal del CONICET y Profesor Titular Plenario en el Departamento de Química Biológica de la UBA. Su experiencia como comunicador de la ciencia lo llevó en 2017 a brindar talleres para docentes y expertos en educación en el Congreso Internacional de Enseñanza de las Ciencias Naturales, Tecnología, Ingeniería y Matemática.
Tanto sus alumnos en la Universidad, donde da clases desde hace más de 45 años, como los grupos de adolescentes que en los últimos 15 años pasaron por los distintos encuentros para grupos de colegios secundarios donde participó con el IBYME, los chicos que formaron parte de los talleres para escuelas primarias en Tecnópolis, y todos los que compartimos estos encuentros, somos testigos de su pasión por enseñar e inspirar a nuevas camadas de divulgadores científicos.
Invitado por el Centro Cultural de la Ciencia (C3), se sumó a esta nueva experiencia de virtualidad, que consiste en un ciclo de divulgación científica mediante presentaciones en vivo en su canal de YouTube. Durante su charla, “Los virus están con nosotros”, explicó la temática a público de todas las edades que seguía la transmisión desde sus casas, al mismo tiempo que recibía consultas en vivo que fue respondiendo, siendo muchas de ellas referidas al COVID19.
La charla contó con un gran número de personas siguiéndola en vivo, y continua en el canal del C3, donde ya lleva más de 1600 reproducciones, dejando en claro el interés del público por la divulgación científica presentada en forma dinámica y adaptada a los tiempos actuales.
Terminada la presentación, el Dr. Calvo analizó su experiencia:
1) ¿Cómo fue brindar una charla en vivo por una plataforma virtual en comparación a una charla tradicional?
Para mí fue una experiencia fascinante. No imaginé que iba a participar en una transmisión en vivo por YouTube que, como plataforma virtual, se ha convertido en un canal informativo muy buscado y visto. Considero que fue una oportunidad para alcanzar un público que, de otro modo, hubiese sido más difícil de llegar. Considero que el papel informativo en materia de ciencia, como también en aportar herramientas para las familias que son, a la vez, divertidas e instructivas, que está llevando adelante el Centro Cultural de la Ciencia es encomiable. Y me encantó poder participar de esa comunicación.
2) ¿Cómo cambia la forma de trabajar no poder ver al público, tanto al hablar e intentar explicar conceptos como al recibir dudas y consultas por el chat?
Ciertamente es muy diferente tener un público presente, al que uno puede visualizar, del que puede captar gestos, tanto de agrado como de desagrado y, de este modo, al momento intentar modificar el curso de la charla que mirar fijamente a un punto que se ilumina para hacer saber que hay alguien que puede, o no, estar mirando del otro lado. De todos modos, mi forma de encarar la charla es pensando que del otro lado hay gente que sigue atentamente lo que digo y, según el alcance propuesto, llevar los conceptos al mejor entendimiento para el público en general. El mayor problema es tratar de responder las dudas que van apareciendo en el momento en que aparecen y no seleccionar para más adelante. Eso, generalmente, provoca un corte en el hilo de la charla y termina alargando el tiempo de la misma. Pero también, el escribir la duda en un chat me parece que libera a la persona de ciertas inhibiciones y permite una mejor interacción.
3) ¿Cuánto de la experiencia docente tradicional se puede trasladar a la modalidad a distancia, y qué ventajas ofrece?
Me parece que una de las grandes ventajas que esta modalidad ha aportado es, tomando como base la respuesta de muchos alumnos, la posibilidad de acercar a la teórica a quienes por problemas físicos o de otra índole estarían imposibilitados de acudir a la facultad con la frecuencia necesaria. Una de las cosas que los alumnos han agradecido es la posibilidad de tener la clase grabada, en su totalidad, para reverla cuando lo consideran necesario. Es evidente que el desgaste físico de preparar la clase y tratar de impartirla en forma virtual es, generalmente, mayor que en una clase presencial. Uno trata de cubrir todos los ángulos porque, al no ver las reacciones de los alumnos en tiempo real (porque la mayoría no enciende sus cámaras) y porque, generalmente, uno levanta más la voz porque piensa que no lo están escuchando, haciendo una exigencia mucho mayor de su cuerpo. Luego de este tiempo virtual, considero que la enseñanza tradicional deberá nutrirse de lo aprendido al manejar estas herramientas y terminará siendo una combinación de ambas. No considero que haya sido un desmedro de la enseñanza sino una complementación muy interesante.
4) ¿Cuál es el papel del científico como docente y divulgador en este tiempo de distanciamiento social y nerviosismo por la pandemia?
Me parece que es fundamental, sobre todo viendo cómo proliferan noticias falsas, malintencionadas que tratan de desviar el foco de lo importante. Es decir, vuelven a tomar fuerza movimientos antivacuna, curas “milagrosas” sin sustento científico o, también, noticias imprudentes que salen de los mismos medios augurando ya una cura o un éxito de tratamientos todavía en fase experimental, basados en resultados que, a veces, provienen de un solo paciente recuperado. Creo que es importante manejarse con la verdad basada en los datos y las evidencias para no llevar falsas esperanzas pero, tampoco, agravar una situación ya de por sí dramática con horizontes tremendos que, si actuamos en conciencia, podemos alejar de nuestras vidas.