Investigador superior del CONICET y director del Laboratorio de Inmunopatología del IBYME, Gabriel Rabinovich fue elegido ganador de la primera edición del Premio Dr. Eduardo H. Charreau a la Cooperación Científica y Tecnológica Regional.

Este reconocimiento, que busca homenajear la labor en favor de la cooperación científica regional,  fue entregado en forma conjunta por tres instituciones de excelencia: la Organización Iberoamericana para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), junto a la Asociación Argentina para el Progreso de la Ciencia (AAPC), y la Asociación Interciencia.

Bajo el nombre del Dr. Eduardo Charreau, a quien estas organizaciones señalan como “impulsor y gestor del desarrollo científico tecnológico y ferviente defensor de la integración regional en ciencia y tecnología”, este premio tiene como objetivo distinguir anualmente a quienes contribuyan al conocimiento científico o al avance tecnológico regional, con la formación de recursos humanos e impulsando la cooperación entre países de la región.

Las postulaciones fueron evaluadas por un Comité de Selección, integrado por cinco científicos de amplia trayectoria en la región iberoamericana y luego de una ardua selección, el Jurado recibió la terna propuesta por el Comité de Selección y eligió al ganador.

El Dr. Rabinovich se refirió en estos términos a lo que sintió cuando le notificaron del premio:
“En lo personal me generó una emoción muy profunda. Es uno de los reconocimientos más importantes que he recibido en mi vida porque tiene muchos significados. Por un lado la admiración y respeto a Eduardo como científico y maestro, pero también lo que significó para mí en lo personal, el apoyo constante que me dio. Lo conocí cuando él era Presidente del CONICET y gracias a su apoyo y confianza pude establecer mi laboratorio en el IBYME y crecer con un gran grupo que me acompaña. Cuando me lo anunciaron me imaginaba llegando al IBYME, entrando en su oficina y dándole un abrazo fuerte para festejar la noticia, siempre con la sonrisa y el optimismo que lo caracterizaban (si supiera que hoy en día los abrazos pasaron a ser virtuales). Por eso, no sólo es un gran honor por lo que significa el premio en términos de la cooperación regional (algo que él siempre impulsó) sino también porque tiene el nombre de una de las personas que más respeté, quise y quiero en mi vida.
Por otro lado, es un honor compartirlo con el Dr. Wilson Savino, un inmunólogo con una enorme trayectoria en Brasil, con quien tuve siempre excelentes interacciones profesionales.”